Como ya hemos visto, la globalización ha abierto la oportunidad para empresas de desplazar su ubicación para abaratar costes. Además no sólo es una oportunidad, más bien el cambio de la locación es obligatorio para mantener la competitividad. De esta manera los países están en competición a favor de las empresas, lo que puede ser un escenario amenazado.
Hay que temer que varios costes bajen a cargo de presupuestos del Estado. Entonces puede imaginarse que los impuestos bajen, además de menores condiciones respecto al medio ambiente, y también reducción de sueldos. Esta lucha de ofrecer mejor precios está fomentada por una posición agravada en negociaciones por el estado y los empleados. Las empresas ganan más poder de negociación. Por lo tanto hay que tomar en serio las amenazas de las empresas.
Por supuesto, hay que tener en cuenta entre otros hechos como la infraestructura, el nivel de la formación o la estabilidad del sistema político. A causa de ello, pienso que dentro de la U.E. también haya una competividad fuerte entre los países a favor de las empresas.
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